
Rafael Reolid (Gerescal): “Reciclar un zapato es igual si se fabrica en España o en China”
El director general de Gerescal, dedicada a la gestión de residuos del calzado en España, analiza las consecuencias y las opciones de reciclaje dentro del sector ante la entrada en vigor del decreto ley que regulará el calzado.
Fashion Sustainability Shot desarrolla en 2025 un nuevo ciclo de entrevistas con las voces que están al frente de entidades, asociaciones y patronales que organizan al sector en el tránsito de la moda hacia la sostenibilidad. Impulsada por Modaes y patrocinada por Tendam, la serie comenzó a emitirse en 2021 y mensualmente contribuye a generar conocimiento en torno a la sostenibilidad en la industria española de la moda. En 2025, Fashion Sustainability Shot busca generar contenido nuevo y de alta relevancia para el sector, con la participación de representantes de entidades clave en el ámbito nacional y europeo.
Rafael Reolid, director general de la asociación de Gestión de los Residuos del Calzado (Gerescal), la entidad española sin ánimo de lucro que gestiona los residuos del calzado en España, explica cuáles son las opciones de la industria con la entrada en vigor del Real Decreto que regulará la responsabilidad ampliada del productor (Rap), así como las medidas que ha tomado Gerescal para hacer frente a las nuevas formas de reciclaje de calzado.
Pregunta: ¿Qué es mejor, un modelo con varios scraps que se hagan competencia, o uno sólo que unifique y centralice la gestión?
Respuesta: Que haya más de un scrap beneficia a la sociedad, porque desde el punto de vista de los productores, van a poder elegir a qué scraps se adhieren para cumplir con su responsabilidad social. Esto también hará que los scraps tengan que espabilarse por incrementar su eficiencia y reducir sus costes, dando la máxima productividad y resultado con el fin de ser atractivos. Estoy totalmente a favor de que haya más de un scrap, pero deben tener acuerdos entre ellos con el fin de establecer sinergias, que al final repercutirán en la ciudadanía y a los adheridos principales.
P: ¿Por qué hace falta un scrap dedicado únicamente al calzado?
R: La existencia de un scrap exclusivamente de calzado no es necesaria, pero existe porque hay una serie de productores que han decidido montar uno exclusivamente de calzado, que es de lo que entienden, y piensan que van a poder dar un servicio a todos sus productores de calzado, de los que ya tenemos bastantes adheridos en modalidad voluntaria todavía, hasta que salga el decreto ley. Como saben todos los pasos que hay que dar para fabricar un zapato (de dónde vienen las materias primas, de qué están compuestas, cómo se tiene que ensamblar todo, etc.) pueden aplicar el proceso al revés y ver cómo se revalorizan. Gerescal está trabajando en todas esas materias primas y subproductos que se están obteniendo de procesos de reciclado, que vienen de un triturado y una separación por piezas. Estamos yendo a nuestros proveedores habituales para ver si, de alguna manera, ese subproducto lo pueden incluir dentro de sus cadenas de producción y aprovecharlo. Esto no quiere decir que todos los procesos de reciclaje de calzado tengan que volver al sector del calzado, pueden volver a otro tipo de sectores, como por ejemplo el mueble, donde también hemos hecho pruebas. Gestionar el residuo textil es algo que podríamos plantear en el futuro, pero no estamos especializados en eso.
“La facilidad para reciclar un zapato una vez ha terminado su vida útil no depende de la calidad con la que esté fabricado”
P: ¿Qué puede el sector aprender del scrap francés Refashion para no cometer los mismos errores? ¿Y qué debería replicar?
R: Refashion fue el primer lugar que visitamos cuando decidimos montar el scrap, precisamente porque es el referente en Europa y lleva diez años funcionando. Una de las preguntas que les hicimos es: si tuvierais que empezar ahora, ¿qué es lo que haríais para corregir los errores que habéis cometido? Ellos empezaron recogiendo de la mano de las ONGs, que eran quienes recogían hace diez años en Francia, y nosotros hemos estado haciendo exactamente lo mismo, llegando a acuerdos con organizaciones sin ánimo de lucro que ya recogen calzado. También indagamos en lo que podíamos aprender sobre el proceso de reciclaje, y ahí fue donde nos sorprendimos, porque vimos que habían avanzado poquísimo, no sólo los franceses, sino que la tecnología de reciclaje de calzado en Europa es bastante pobre, porque no hay un sistema que lo financie y no ha habido incentivos a las empresas privadas para desarrollar ese tipo de tecnologías.
P: ¿Cómo afecta la calidad del calzado en su posterior proceso de reciclaje? ¿Es más difícil reciclar un zapato fabricado en China que uno fabricado en España?
R: La facilidad para reciclar un zapato una vez ha terminado su vida útil no depende de la calidad con la que esté fabricado. Depende de dos cosas: de la cantidad de materiales que lleve y de cómo están ensamblados. Las Crocs, por ejemplo, de cara al reciclaje son lo más, porque solamente son de un material y no hay ensamblado nada, la parte de arriba y la parte de abajo es el mismo zapato. Para reciclar ese zapato, lo único que tienes que hacer es volver a generar goma reciclada. Por tanto, que estén fabricados aquí o estén fabricados en China no afecta. ¿Qué es lo que vamos a tener, como scrap, que incentivar de cara a nuestros adheridos para que su tarifa sea más baja? Que sea más fácil separar el corte del piso, porque para los procesos de reciclaje es necesario, ya que los pisos están hechos con derivados del petróleo y la parte de arriba del zapato puede ser piel, textil, poliuretanos y derivados del petróleo. Un zapato al uso puede tener hasta 15 componentes distintos, por lo que separarlos cuesta muchísimo dinero e inversión en tecnología, cuantos menos componentes lleve un zapato, más fácil es de reciclar, por eso las Crocs son el zapato perfecto, igual que unas chanclas de goma. La facilidad de reciclaje va encaminada a esos dos conceptos: cantidad de materiales que tenga el zapato y facilidad para poder separar el corte del piso.
P: El Real Decreto habla de establecer los pagos para financiar la recogida de residuo textil a partir del peso de los productos. ¿Puede esto afectar negativamente al calzado, un producto más pesado que muchas prendas de ropa?
R: Nuestro departamento jurídico ya lo está revisando para poder adaptar todas las acciones que estamos encaminando a ese borrador, porque entendemos que va a haber muy pocas variaciones para el decreto ley.
P: ¿Cuáles son las principales demandas que le hace Gerescal al texto publicado por el Gobierno?
R: Gerescal considera fundamental una cosa. Voy a explicarlo con un ejemplo. Cuando un ciudadano va al supermercado y compra un paquete de leche, en un par de días ya se ha consumido y va al contenedor correspondiente. Con el zapato eso no ocurre: una persona va a comprar un par de zapatos a una tienda y, ¿cuánto tiempo va a tardar en que ese zapato termine en el contenedor correspondiente para su reciclaje? Hemos presentado estudios de Inescop, el centro de investigación de calzado de Alicante, de que ese periodo va entre tres y cinco años. En el caso de los niños, por ejemplo, ya sabemos que se revientan los zapatos y enseguida tienen que ir al reciclaje, pero, de media, tenemos entre tres y cinco años. Nosotros pediríamos un periodo mínimo de tres años en el que no tenga que justificar recogidas, porque si el decreto ley entra en vigor en 2026, los adheridos que se unan a Gerescal y quieran cumplir su responsabilidad en prioridad del productor con nosotros, tendrán que hacer una declaración del zapato que han puesto en el mercado en 2026. Por lo que cobraremos un dinero para gestionar esa recogida y ese reciclaje, pero esos zapatos no vamos a recogerlos hasta, por lo menos, tres años después. Con este margen, podríamos financiarnos y capitalizarnos para empezar a promover iniciativas para la recogida y el reciclaje, porque ahora mismo no tenemos financiación. Si nos obligan a recoger desde el minuto cero, lo vamos a hacer, pero con muchísimas dificultades.
“Si el ciudadano al final se conciencia de que cuando un zapato ha terminado su vida útil lo tiene que depositar en un contenedor, ya empieza un ciclo”
P: ¿Puede la moda llegar a reciclar todo lo que produce?
R: Confío y espero en que eso ocurra. Igual que a día de hoy todo el cartón que se deposita en los contenedores se recicla, la tecnología sigue avanzando y en el calzado se está empezando. Si el ciudadano al final se conciencia de que cuando un zapato ha terminado su vida útil lo tiene que depositar en un contenedor, ya empieza un ciclo donde se recogerá y se le dará un tratamiento alternativo a llevarlo a un vertedero. Tenemos la opción más sencilla, que es la revalorización energética, llevándolo a la cementera. La siguiente sería un proceso de reciclaje, con dos trituraciones y una separación por densidades, consiguiendo separar cada una de las partes del zapato e intentando revalorizar cada una por separado. Eso cuesta más, pero el producto final que obtienes tiene más valor. Y luego, una tercera vía podría ser la pirolización, un proceso de descomposición térmica de materiales que consigue desintegrar el zapato y en el que se obtienen aceites muy útiles para la industria petroquímica, aunque es más caro. También está la segunda mano, y muchos organismos, como Caritas, Humana o Proyecto Lázaro, en Alicante, se dedican a eso. Espero y confío en que las iniciativas para dar solución a todo el problema de reciclar el calzado empiecen a surgir, a moverse y que al final se acabe reciclando el 100 % del zapato que se pone en el mercado.
P: Todo de lo que se habla por ahora es de la responsabilidad de las empresas, pero ¿qué debe aprender el consumidor en materia de reciclaje de moda?
R: Al consumidor hay que educarlo y hay que convertirlo todavía en más exigente de lo que es. Para empezar a hacer este proceso, nosotros hemos establecido contactos con asociaciones de comerciantes, formándoles en todo esto, porque al final son quienes venden el zapato al consumidor final. Les hemos dicho que a partir del año que viene, todos consumidores finales tienen que estar adheridos con scrap y, en caso contrario, están incumpliendo la ley. Así se pueda llevar a cabo la financiación necesaria para que se pueda poner en marcha todo el flujo de reciclaje. En cuando al consumidor, nuestro siguiente paso es crear un logo para los expositores de las tiendas, con un código QR que el consumidor pueda leer y donde se explique todo lo que nosotros ya tenemos interiorizado. Hay que explicarle que está pagando un poco más por el par de zapatos porque al final los productores que venden calzado en España van a repercutir este coste añadido al consumidor final, como ocurre con todo, y que sepan que ese dinero se invierte en que el zapato no acabe en un vertedero.