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Dirk Vantyghem (Euratex): “La incertidumbre normativa dificulta las inversiones”

Dirk Vantyghem (Euratex): “La incertidumbre normativa dificulta las inversiones”

 

Fashion Sustainability Shot desarrolla en 2025 un nuevo ciclo de entrevistas con las voces que están al frente de entidades, asociaciones y patronales que organizan al sector en el tránsito de la moda hacia la sostenibilidad. Impulsada por Modaes y patrocinada por Tendam, la serie comenzó a emitirse en 2021 y mensualmente contribuye a generar conocimiento en torno a la sostenibilidad en la industria española de la moda. En 2025, Fashion Sustainability Shot busca generar contenido nuevo y de alta relevancia para el sector, con la participación de representantes de entidades clave en el ámbito nacional y europeo.

 

 

Sigue las entrevistas de

Fashion Sustainability Shot

 

 

Dirk Vantyghem, director general de Euratex desde 2019, defiende un camino en común para la sostenibilidad y la rentabilidad ante el reto de encontrar una recompensa para las empresas que apuesten por la fabricación de productos sostenibles y la respuesta positiva del mercado ante estas inversiones. El ejecutivo recalca la importancia de no “dejar solo al empresario con el esfuerzo y las buenas intenciones”.

 

Pregunta: ¿Cuáles son ahora los riesgos más urgentes para el sector textil europeo?

 

Respuesta: Hoy en día nos enfrentamos a una situación crítica. Por un lado, en el ámbito normativo se están produciendo muchos cambios. La Unión Europea está llevando a cabo una importante agenda para desarrollar nuevas normativas y estándares para la industria textil, pero hay muchas interrupciones. Se hacen propuestas y se posponen, lo que crea mucha incertidumbre para los empresarios textiles a la hora de saber qué tipo de normativa se decidirá y cuándo entrará en vigor. La incertidumbre normativa dificulta a las empresas decidir cuándo y qué tipo de inversión deben realizar. Un segundo riesgo está relacionado con los mercados mundiales, donde todos seguimos lo que está sucediendo en Washington, con las reacciones de China y Europa, lo que hace muy difícil para las empresas textiles planificar el futuro sin saber qué aranceles se aplicarán, cuándo y cuáles serán las consecuencias, por ejemplo, en China. Una vez más, también en este ámbito hay mucha incertidumbre, lo que dificulta las previsiones de las empresas y en la confianza de los consumidores. Por lo tanto, el mercado y la demanda de productos textiles y de confección son bastante débiles. En resumen, son tiempos turbulentos y de incertidumbre.

 

 

P: ¿Ve posible trasladar a Europa la producción? ¿Podrán Turquía o Marruecos llegar a reemplazar algún día la capacidad de producción de los países asiáticos?

 

R: Sí, es cierto que se habla mucho de nearshoringfriendshoring o reshoring, y en Euratex estamos trabajando mucho en ello. Colaboramos con nuestros países vecinos del sur, como Marruecos y Túnez, con nuestros colegas turcos, y también con países del este como Ucrania, para reforzar las relaciones entre la UE y con países vecinos e intentar desarrollar una cadena de valor integrada que refuerce la cadena de suministro euromediterránea para la industria textil. ¿Esto hará que toda la producción textil vuelva a Europa y se retire de Asia? Por supuesto que no, y no es lo que pedimos ni lo que queremos, pero sí que se incremente ligeramente la producción en estos países vecinos para algunos segmentos de la industria, probablemente el medio y alto, lo cual sería muy bienvenido. No se trata de traer de vuelta toda la producción, sino de reequilibrar la cadena de suministro para no depender al cien por cien de China, Vietnam o Bangladesh. Se trata más bien de repartir el riesgo y diversificar la cadena de suministro.

 

 

 

 

 

 

P: ¿Cuál es el grado de desarrollo actual de la industria textil europea en términos de sostenibilidad en este momento? 

 

R: Es difícil cuantificarlo, pero lo que vemos es que muchas empresas textiles europeas están haciendo un gran esfuerzo para llevar a cabo esta transición ecológica en términos de nuevas tecnologías, de inversión y de desarrollo de nuevos productos, por lo que vemos un gran avance. Hace unas semanas apoyamos por primera vez una exposición sobre reciclaje textil celebrada en Bruselas, donde fue estupendo ver a tantas empresas textiles europeas mostrando su tecnología, su ambición y sus planes para fabricar productos textiles, prendas de vestir y textiles técnicos más sostenibles. Hubo una gran cantidad de buenas intenciones y un movimiento muy positivo. El reto, sin embargo, es que hoy en día la fabricación de textiles más sostenibles no se ve realmente recompensada por el mercado. Estos productos tienden a ser más caros, con mayores costes de inversión y producción. Por tanto, el reto es cómo recompensar a las empresas que quieren fabricar productos sostenibles, cómo lograr que el mercado responda de forma positiva a esas inversiones, y no dejar solo al empresario con el esfuerzo y las buenas intenciones.

 

 

P:  Si la Comisión Europea deja de legislar sobre sostenibilidad, ¿avanzará la moda por iniciativa propia?

 

R: Es una pregunta difícil. Es cierto que este tipo de transición ecológica, el Pacto Verde tal y como lo conocemos, está cambiando. Hay algunos cambios en la legislación, una especie de pausa, algunas modificaciones a través de la iniciativa Ómnibus. El debate es complejo, porque sin ese impulso regulador, la pregunta es si las marcas decidirán por sí mismas avanzar hacia la venta de productos textiles más sostenibles. El temor es que no lo hagan y que, debido a la presión competitiva, no se vean inclinadas a hacer esa transición. Si se ralentiza la regulación, toda la transición de la industria hacia productos textiles más sostenibles también se ralentizará. Debemos tener cuidado de que este impulso no se ralentice porque el regulador esté dudando e introduciendo cambios en el camino. Porque la presión de los mercados entre las marcas, en particular la presión de las plataformas en línea es tan alta que a las marcas les resulta muy difícil avanzar en materia de sostenibilidad, por el coste más elevado, mientras que la competencia es muy alta. Necesitamos esas regulaciones de sostenibilidad, pero necesitamos que se hagan correctamente y estén bien diseñadas.

 

 

P: ¿Es mejor no tener regulación o tener una mala regulación? 

 

R: Si bien en materia de diligencia debida hemos visto que las cosas son probablemente demasiado complicadas, gravosas y se solapan entre diferentes leyes, entonces hay que arreglarlo. Hay que revisar esa regulación, pero no abandonarla por completo: si lo hacemos, desaparecerá el impulso hacia los textiles sostenibles. Se trata de encontrar un equilibrio cuidadoso entre mantener el flujo regulatorio hacia una mayor sostenibilidad y asegurarnos de que esa regulación se haga correctamente. Es una cuestión de calidad de la legislación y del momento en que se aprueba. Necesitamos ese marco normativo para impulsar a la industria hacia una mayor sostenibilidad, y necesitamos que se aplique no sólo en Europa, sino en todo el mundo. Si solo se aplica a las empresas europeas y no a las marcas y empresas textiles de fuera, tendremos un problema.

 

 

 

 

P: ¿Es quizás la sostenibilidad el nuevo motor de la industria europea? ¿Hemos perdido una oportunidad? 

 

R: Creo que es demasiado fuerte hablar de una oportunidad perdida; la oportunidad sigue ahí. De hecho, creemos firmemente que las empresas textiles europeas pueden o deben ser líderes mundiales en materia de textiles sostenibles. Contamos con la tecnología, los conocimientos técnicos y la ambición empresarial. La sostenibilidad debería ser una fuente de competitividad, pero para ello necesitamos el marco regulatorio adecuado. Crear ese marco es complejo, no se trata solo de elaborar la legislación, sino también de cómo aplicarla y controlarla, no sólo en Europa, sino también en los productos que se fabriquen fuera y que entrarían en los mercados europeos. Hablamos de vigilancia del mercado y aplicación de la ley. Debemos mantener la ambición de trabajar en ello, porque ese marco redundará en la competitividad de nuestras empresas, aunque reconocemos que el proceso es complicado y llevará más tiempo del que pensábamos. No se trata de adoptar una actitud de esperar a ver qué pasa, sino de darnos cuenta de lo complicado que es crear un marco de este tipo. Si miramos a otros sectores, como el plástico, tardaron muchos años. Tal vez fuimos demasiado ambiciosos o ingenuos al pensar que podríamos hacerlo en dos o tres años. Se necesita más tiempo. Por eso, nuestra ambición no es renunciar a este objetivo de sostenibilidad, sino asegurarnos de hacerlo bien, y eso lleva más tiempo del que pensábamos.

 

P: ¿Cómo resumiría las principales demandas que Euratex plantea ahora mismo a Europa? 

 

R: Están sucediendo muchas cosas en los mercados mundiales. Intentando resumir todo este proceso regulatorio, queremos que la normativa se aplique correctamente, con un calendario claro, previsibilidad y garantizando que las normas que establezcamos aquí en Bruselas se apliquen y controlen para todos los productos que entren en los mercados. No se trata solo de regular, sino de hacerlo bajo condiciones de vital importancia. En segundo lugar, desde Euratex tenemos un lema: “promovemos el comercio libre pero justo”. Queremos mantener nuestros mercados abiertos, porque dependemos de los suministros del resto del mundo, pero insistimos en que todos sigan las mismas reglas. Me refiero, por ejemplo, a la aparición de plataformas en línea, que están entrando en la Unión Europea de forma bastante agresiva con este tipo de paquetes de bajo valor, sin aranceles ni control sobre el cumplimiento de la normativa, y a veces con declaraciones de IVA infravaloradas. Se trata de una forma de competencia desleal. Necesitamos condiciones de competencia equitativas para nuestras empresas. Esto también se aplica, por ejemplo, cuando negociamos acuerdos de libre comercio con India, un lugar muy importante en la agenda política. Cuando tengamos este acuerdo, debemos asegurarnos de que nuestras empresas europeas tengan un acceso justo a los enormes mercados indios, ya que hoy existen muchas barreras no arancelarias que complican la exportación de productos textiles europeos al mercado indio. Y, en tercer lugar, está el problema del coste de la fabricación en Europa, concretamente los costes de la energía. Para muchas empresas textiles europeas, los costes de la energía y los laborales son la mayor carga para mantener su producción en Europa. Entones, ¿qué podemos hacer para reducir ese costo de producción y poder mantener la industria manufacturera competitiva aquí en la Unión Europea, que también es una de nuestras prioridades? Se trata de cuestiones de costos, de equidad y de una legislación y una regulación de buena calidad.

 

 

P:  Desde el punto de vista industrial que usted representa, ¿qué pediría a las marcas de moda europeas para avanzar en materia de sostenibilidad? 

 

R: Es interesante ver que, debido a los cambios normativos y a la presión de las plataformas online, hoy asistimos a este acercamiento, a una mayor proximidad entre fabricantes y marcas, mucho más estrecha que hace cinco años. Por supuesto, recordamos a las marcas que, sin una base de fabricación en Europa o en el área europea, su dependencia de países lejanos como los asiáticos las hace más vulnerables. Si quieren promocionarse como proveedores de productos textiles y de moda sostenible y de alta calidad, necesitan una base sólida. Existe una interdependencia: los fabricantes necesitan a las marcas para llegar al consumidor, pero las marcas también necesitan una base de fabricación fuerte. Esta conciencia ha crecido mucho en los últimos años. Eso también requiere que las marcas, cuando avanzan en sostenibilidad, transparencia o recopilación de datos, asuman una especie de responsabilidad compartida a la hora de sufragar los costes de inversión para fabricar productos más sostenibles y para desarrollar cadenas de suministro más transparentes a través del pasaporte digital de los productos. No toda la carga del cambio puede recaer sobre los fabricantes. Es necesario una distribución justa y equilibrada de esa carga para llevar a cabo esta transición ecológica y digital en la industria. Tiene que haber algún tipo de nuevo acuerdo o alianza entre marcas y fabricantes, para compartir el coste de la transición ecológica y digital, y ofrecer conjuntamente productos de mayor calidad al consumidor.

 

 

 

 

P: ¿Qué diría que es lo que más falta hace en la transformación hacia un sector más sostenible de la que habla?  

 

R: Si queremos que esta transición ecológica tenga éxito, debemos estimular la demanda de textiles sostenibles, que hoy, en términos de volumen, no existe. Al mismo tiempo, debemos invertir en innovación, en nuevas tecnologías, nuevas fibras, producción más sostenible y reciclaje. Necesitamos ambas dimensiones. Convencer al consumidor depende del papel de las marcas, mientras que la inversión en innovación requiere colaboración con fabricantes de maquinaria textil, centros de investigación, etc. De cara al futuro, en Bruselas estamos trabajando en la Ley de Economía Circular, otra nueva normativa que entrará en vigor muy pronto y cuyos objetivos son estimular la demanda de textiles sostenibles mediante contratación pública, transparencia y medidas fiscales, y ofrecer apoyo financiero para invertir en nuevas tecnologías. Son las dos caras de la misma moneda en las que tenemos que trabajar para, en última instancia, crear un mercado más grande para los textiles sostenibles. 

 

 

P: ¿Qué se necesita para que los textiles se consideren un sector estratégico dentro de la economía europea? 

 

R: Curiosamente, la crisis del Covid-19 nos ayudó un poco: todo el mundo buscaba mascarillas y en Europa no teníamos producción, incluso el Comisario Europeo responsable de este expediente nos llamaba para preguntarnos cómo era posible que no tuviéramos más mascarillas fabricadas en Europa. Esto ayudó a crear consciencia sobre la dependencia. ¿Cómo podemos reducir esa dependencia? ¿Cómo asegurarnos de mantener una industria textil en Europa, no solo para mascarillas, sino en un sentido más amplio? Eso fue sólo un paso. Se trata de comunicación: contar historias, explicar la importancia de la industria textil en términos de empleo, de valores europeos, de sostenibilidad, de creatividad y del valor añadido que producimos en Europa. Y al mismo tiempo, explica a nuestros líderes políticos que el sector textil es muy amplio: no se trata solo de moda, sino de sectores como la automoción, la agricultura, la construcción o la defensa, que lamentablemente es importante hoy en día. Por lo tanto, tendremos que intensificar nuestros esfuerzos para comunicar que los textiles están en todas partes y que representan calidad, los valores europeos y la creatividad. Esa es nuestra labor en Euratex: transmitir ese mensaje, trabajando con los medios, con quienes influyen en los consumidores y también con los líderes políticos. Si intensificamos esos esfuerzos en comunicación, el reconocimiento del textil como un sector fundamental de la economía europea llegará con toda seguridad.

 

 

P: En Francia, recientemente se ha aprobado una ley en la Asamblea, conocida como la ley anti-Shein. Y en España, en julio se publicó el Real Decreto que va a regular, precisamente, el EPR para las empresas de aquí. En ambos casos, se menciona específicamente la moda rápida y la moda ultrarrápida como casi el enemigo del sector. ¿Puede un modelo de moda rápida ser algo bueno? ¿Si toda la moda lenta, es realmente sostenible?

 

R: ¿Puede la moda rápida ser algo bueno? No lo es, pero no se trata de eso. Lo primero es definir qué es la moda rápida o la moda ultrarrápida, y eso no es tan fácil. En Francia, cuando se preparaba esta legislación, supuestamente dirigida a algunas plataformas online, la falta de definición también la dirigió a algunas marcas francesas, así que ya hay confusión. Hay que tener cuidado con las definiciones “moda rápida”, “ultrarrápida” o “lenta”. En general, es obvio que el objetivo general debe ser reducir el impacto medioambiental de la industria textil y, por lo tanto, tratar de limitar el consumo excesivo y considerar los productos de moda como algo de bajo valor, fácil de comprar y desechar. También debemos esforzarnos para que el consumidor considere la moda como algo más valioso, algo que debe durar más tiempo desde un punto de vista emocional y de calidad. Luego, en lugar de encasillar marcas como moda rápida o moda ultrarrápida, para mí lo importante es promover una industria que ofrezca artículos sostenibles, transparentes hacia el consumidor y creativos. Eso es lo que defiende la industria textil y la moda europea. Si eso se califica como moda rápida o moda lenta, para mí no es importante, lo es ser más claros con el consumidor y con el regulador, promover productos de moda de alta calidad, bonitos y duraderos y fabricados preferentemente por marcas europeas. Esa es la ambición. Probablemente tengamos que ser un poco cautelosos a la hora de encasillar a las marcas, creo que es difícil y peligroso crear diferentes categorías.

 

Fecha

3 de septiembre de 2025

Fuente original de la noticia

Modaes

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